Es sabido que en la historia de la educación la figura del docente ha sufrido grandes transformaciones. De hecho, escribí un libro sobre los retos que supone una nueva docencia. En plena era del conocimiento, de la sociedad en red, se presentan una serie de retos que el docente debería asumir para adaptar su rol a este momento de cambio.
La tarea principal del maestro es educar a sus alumnos gestionando el desafío que supone la transmisión de conocimientos a cada uno de ellos. Son muchos los pedagogos que alertan de la obligación del docente de la continua búsqueda de conocimiento y crecimiento personal para lograr un más efectivo desempeño de su actividad educativa.
Sería muy recomendable que el maestro concibiera su clase (presencial o virtual) como el lugar ideal para investigar, experimentar, compartir ideas y aprender de las situaciones educativas que supongan retos, pequeños desafíos para ambas partes.
Llegados a este punto, es bueno concretar: ¿cuáles son las nuevas competencias de que debe disponer un docente en el siglo XXI y qué debe proponer a sus alumnos?
Yo lo englobaría en tres bloques, que se consideran relevantes. El primero implica el aprender a trabajar de forma creativa, es decir, adquirir la capacidad de desarrollar, implementar y saber transmitir nuevas ideas que los demás recibirán de una forma más eficaz y atractiva.
Encontrar la creatividad y la innovación en nuestra actitud y competencias implica:
- Estar abierto y receptivo a nuevos puntos de vista, aceptar aportaciones externas y buscar precisamente nuevos enfoques.
- Encontrar en el fracaso una inmejorable forma de aprender.
- Ser consciente que la creatividad e innovación son procesos a largo plazo, en los que son frecuentes los altibajos, los errores y aciertos.
Como segundo bloque de competencias necesarias para el docente del siglo XXI está el saber usar el pensamiento crítico, dominar los diferentes enfoques del razonamiento, inductivo, deductivo, sistémico… para enfrentarse a la resolución de problemas y la búsqueda de resultados.
Algunas competencias relevantes son:
- Saber analizar y evaluar de forma efectiva los argumentos, los puntos de vista alternativos y las creencias previas.
- Poder interpretar la información de la que disponemos y extraer conclusiones basadas en un análisis eficaz.
- Llegar a la reflexión crítica sobre los procesos de aprendizaje.
- Proponer preguntas significativas que logren aclarar diversos puntos de vista y llevar a los propios alumnos a crear mejores soluciones.
En un entorno tan cambiante y exigente a nivel tecnológico como en el que desempeñamos nuestra profesión, en el que el acceso a la información es desbordante y los cambios en la herramientas tecnológicas constantes, se hace imprescindible adquirir competencias en el acceso y evaluación de la información, para filtrar aquello verdaderamente significativo en el proceso de aprendizaje.
Por ello, en el tercer bloque de competencias podríamos encontrar :
- Saber acceder a la información de una manera eficiente y eficaz sabiendo gestionar bien el tiempo empleado y escogiendo las mejores y más fiables
- Usar la información de forma precisa y creativa en el asunto que nos ocupe.
- Conocer y comprender las cuestiones éticas y legales entorno a la adquisición, acceso y uso de la información.
- Logar la capacidad de usar la tecnología como herramienta clave para investigar, organizar, evaluar y comunicar nuestros contenidos educativos.
Tras exponeros de forma resumida las que yo considero las más básicas competencias necesarias para el docente de nuestros tiempos, queda constancia de que los docentes debemos ser creativos, conocer y saber gestionar los avances tecnológicos y abrazar los nuevos retos como grandes oportunidades, a la vez que aceptamos la colaboración y invertimos en relaciones efectivas. Deberíamos ser los encargados de motivar, inspirar y acompañar en la creación de nuevas ideas y enfoques. Desde nuestro lugar, disfrutemos del continuo aprendizaje y reinvención.